Abrimos nuestra serie de artículos con el texto de Daniela, mirar adentro de uno mismo fue una de las actividades más propias del confinamiento.
Gracias Dorian, Francisco y José Luis por las fotografías.
Autora del texto: Daniela Vazquez A
La verdad es que no recuerdo exactamente cuándo adquirí este gusto por contemplar el silencio y el horizonte.
De niña solía jugar mucho con muñecas, mis perros o mis alter ego. Durante horas me encerraba en el cuarto de música de mis abuelos a cantar y bailar los mejores hits del nuevo milenio a cargo de Shakira, Thalía o Roberta Pardo. Sin duda, esos movimientos de baile y los tutús me aseguraron glamorosos y brillantes planes a futuro.
Los años pasaron mientras buscaba mi identidad y cambiaba los brillos por dibujos de calaveras oscuras acompañadas por una canción de Simple Plan. ¿Qué tan insufrible puede ser la vida de una preadolescente como para escoger a My Chemical Romance como un estilo de vida? ¡Patrañas!
De seguro uno tiene que aprender a escoger cuáles son sus batallas.
Llegaron las primeras mentiras, las primeras escapadas, los tragos y tabacos como los primeros besos con los amantes de turno. Me volví mucho más fría e indiferente. Conseguí mis primeros grandes logros: me gradué de secundaria, la universidad, conducir el auto mientras intentaba conducir mi vida. Encontré libertad, al primer amor, el cuestionamiento, el cambio, el crecer, el equivocarse, el despedirse... Tantas imágenes frente a los mismos ojos que han cambiado de lentes tantas veces.
Hoy me quedo en casa, leo estadísticas, pienso en mi pasado, en mi presente y en lo que se supone que espero que sea mi futuro. Revivo momentos, invento otros. Amo, río, lloro; voy a la cocina, al cuarto y a la sala innumerables veces. Creo teorías conspiradoras y me enoja la política de mi país.
Ya no juego con muñecas ni visto con calaveras, entiendo que Simple Plan puede convivir con Shakira y brillar con la misma intensidad dentro de la misma persona. Ahora sé que el amor también se encuentra en las cosas que haces y que no necesitas ser tan fría para lograr tus metas.
La verdad es que no recuerdo exactamente cuando adquirí este gusto por contemplar el silencio y el horizonte pero ¡qué linda que está la vista desde mi ventana!
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